Hay dos objetos que a menudo usamos y que pueden proporcionarnos una hermosa enseñanza para nuestra vida práctica: la cera y el pan.
El pan que a diario comemos... Cuando queremos afirmar la bondad de una persona, decimos de ella: "Es más buena que el pan"; y con eso decimos todo. Es que ser pan para los otros es servir de gusto y utilidad a los demás; y después de eso, o precisamente por eso, dejase cortar, dejarse tostar, desmigajar, masticar y triturar o quizá dejarse tirar.
Para la mansa cera, dar la vida a otros es morir. Y dar la vida a los otros es entregarlo todo por ellos, todo: cansancio, tiempo, preocupaciones, sonrisas, palabras... todo sin excepción.
Y eso lo debemos hacer sin esperar nada de los demás.
La conjugación del todo y de la nada es lo que constituye el secreto de la perfección.
Es cierto que solemos esperar siempre ese "algo" de los demas.
Cuando te entregas a alguien y no te responde, no te agradece, a veces nos quedamos algo tristones, decepcionados en otras ocasiones, pero si miramos a Jesús, que dió la vida por nosotros ¿esperó acaso algo a cambio? no, lo hizo por amor.
Tomemos ejemplo del pan y la cera, tomemos ejemplo de Jesús, hagamos las cosas realmente por amor, sin esperar nada a cambio, con toda nuestra sinceridad, con todo nuestro cariño, ahí entonces encontraremos una felicidad plena.
"Comprenda estas cosas el sabio, el inteligente las entienda; que rectos son los caminos de Yahvé; por ellos caminaran los justos, mas los rebeldes en ellos tropiezan" (Oseas 14,10). No te apartes del Señor, sigue siempre sus caminos, observa siermpe su santa ley; de esto nunca te podrás arrepentir.
Estupenda reflexión. Esa es la meta y el camino de perfección: llegar al punto de olvidarnos de nosotros mismos, de nuestro cansancio, de nuestro descanso, de nuestra vanidad, nuestro prestigio, nuestro dolor, y darnos sin esperar nada, pues si somos recompensados ya hemos sido pagados. De no esperar nada, el SEÑOR nos recompesará cuando lo estime necesario, pero seremos recompensado en el SEÑOR, que es realmente la fuente y plenitud de la felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dar nuestra vida para que el mundo tenga vida.
ResponderEliminarMariola: sigue reflexionando porque llegarás lejos.
ResponderEliminar¿Te das cuenta que Él parece escribir a través de ti? A veces necesita que le prestemos nuestras manos además de que le dejemos un cálido lugar en nuestro corazón.
Te recuerdo con cariño.
Bendita mansedumbre de la cera q muere lentamente siendo el alma de la luz que se brinda a los demás. Benditas sean las pequeñas muertes cotidianas de los defectos, los egoísmos, las faltas de caridad que necesitamos entregar para nacer al hombre nuevo q estamos llamados a ser.
ResponderEliminarBendita es esa blanda miga de pan que se deja moldear por por la mano de quien la rompe y desmigaja. Dios quiera q podamos aceptar a los demás como aquellos que siempre están dándonos la posibilidad de ablandar nuestra dureza de corazón, la misma con la q juzgamos a nuestros hermanos sin amarlos en verdad.
Gracias por tu reflexión, tus palabras son blandas y mansas, nos inspirás a cambiar!!
Jesús te bendiga!